Todo
comienza al interior del Baile Llamero, fundado el día 16 de julio de 1940 en
la localidad de Estación San Pedro junto a su fundadora Jacinta Flores, sus
primeros caporales fueron Eulogio Cárdenas y Ruperto Herrera, quienes se
hicieron cargo del baile en sus presentaciones en el poblado de Conchi Viejo
(durante 4 años); el año 1944 un 16 de julio la señora Jacinta hace entrega de
este baile a la señora Ildefonza Cruz, la que integro a sus cinco hijas a esta
actividad, en ese mismo instante el baile paso a llamarse Pieles Rojas
inspirado en un baile de las mismas características que en eses año existía en
Chuquicamata, como también la historia de los baile nos muestra que muchas
veces existió un figurín Piel Roja danzando con los llameros, esto hace suponer
los orígenes de la transformación de este baile, inspirado en las películas que
irrumpía la cultura en Chile de estilo Western, así se eligió su primer caporal
don Teofilo Vizcarra. Este baile a parte de su peregrinaje al Santuario de
Conchi Viejo, basa sus expresiones de fe en los nacimientos, esta tradición comienza
en 1969 donde la señora Elvira Carrazana quien regala al baile un Niño Jesús,
que desde esa fecha se adora desde noche buena a Epifania.
Los
inicios de este nacimiento y su adoración al niño comienzan en el sector de La Banda en la periferia de la
ciudad de Calama, así recorre la casa de doña Dionisa Caballero y luego de
varios años se traslada al hogar de don Eulogio Bartolo, años después, este mismo
nacimiento se va donde la señora Antonia Tinte y por estos años se realiza
conjuntamente con la señora Esilda Carrazana.
Para la continuidad de esta tradición a sido necesaria la participación
de mucha gente, así la ayuda de socios, bailarines y aquellas familias
solidarias, son un pilar fundamental que junto al alférez hacen posible la
realización de la fiesta de Navidad. No
siendo ajeno al paso del tiempo esta sociedad es también afectada por rotundos
cambios y actualizaciones, tanto en sus trajes como en su música, cambiando sus
colores de trajes, y en su música dejando atrás la percusión junto a las quenas
por las bandas de bronce, pero hay algo que jamás ha cambiado en sus corazones,
el amor al pequeño Niño Jesús que año a año recibe de sus paso la adoración,
expresión misma que brota del fondo del corazón de cada integrante de esta
familia Pieles Rojas.



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