Para
Dios nada es imposible, es solo de este modo como se forja la historia de un
antiguo nacimiento en nuestra ciudad, en el año 1957, Don Ángel Guzmán
Valenzuela, jefe de familia decide viajar a Bolivia, el mismo se decía no creyente,
pero a su regreso a la Ciudad
traía entre sus manos un obsequio para la familia, a la entrega de este
obsequio sus palabras fueron: “Ahí tiene al hijo de Dios, canten y adoren la
imagen en su nacimiento”.
Su
fe desde entonces fue profunda y apoyada por su esposa Doña Alejandrina
Espinoza Segura hijos y familiares fortaleció aquella intención traída desde
los andes que hasta hoy reina en medio de nuestra ciudad.
La
hermosura de aquella imagen era absoluta y la familia se unió en torno a esta
preciosa tradición, que ya ha sobrepasado los cincuenta años entregado desde
hijos, nietos y bisnietos.
La
adoración familiar es expresada por cánticos tradicionales pastoriles, de
aquellas antiguas tradiciones en que el acordeón y la adoración con pañuelos invitaban
a quienes visitaban este nacimiento a seguir sus pasos, así en 1975 se crea el
baile religioso Pastoras, abocadas a la misma tradición de adoración pastoril
al niño Dios, años después y con las influencias andinas, este baile cambia su
estilo y pasa a llamarse Zambo Caporal del niño Jesús, cofradía que hasta hoy
expresa su danza en oración, manteniendo vivas las enseñanzas, costumbres y tradiciones que los abuelos dejaron como
legado vivo de fe y amor a Dios en las generaciones futuras.
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